viernes, marzo 20, 2009

Es un buen cuaderno. Lo compré en un viaje. Las pastas son rojas, simples, de cartulina. No soy demasiado original: me gustan los cuadernos, tengo tantos que sé que nunca los usaré todos, incluso aunque aparecieran de súbito convocadas todas esas palabras que me esquivan. Cuando yo muera (dentro de muchos años) quedarán vacíos diez, doce, veinte cuadernos tan buenos y tan hermosos como éste, y nadie se atreverá a utilizarlos, ni para escribir los poemas que yo no escribo, ni para hacer la lista de la compra.
Sobre un armario, en una caja de cartón.
Igual que se esconden los regalos de navidad.

2 comentarios:

Lara dijo...

a lo mejor algún día
alguien te los roba para hacer garabatos

o cómics



o retratos a boli bic de mujeres paseando en bicicleta

Pablo Gutiérrez dijo...

¿Te imaginas? Podría hacer una saga completa, con todas las hojas en blanca que se encontraría...