-Tú no tienes la culpa de todo. Tampoco la tengo yo. Tampoco es culpa de la profecía, ni de la maldición. No es culpa del ADN, ni del absurdo. No es culpa del estructuralismo, n de la tercera revolución industrial. Que nosotros vayamos decayendo y perdiéndonos se debe a que el mecanismo del mundo, en sí mismo, se basa en la decadencia y en la pérdida. Y nuestra existencia no es más que la silueta de este principio. El viento sopla. Podrá ser un viento violento que asole los campos o una brisa agradable. Pero ambos irán peridéndose, desaparaciendo. El viento no tiene cuerpo. Tú aguzarás el oído. Entenderás la metáfora.
Kafka en la orilla
Haruki Murakami
sábado, marzo 22, 2008
viernes, marzo 21, 2008
Que el resto es porquería y destrucción, de eso no cabe duda; si es desperdicio y brutalidad, si no hay donde poner un ojo y que no te sangre de la sien un hilo de pánico, si sólo pasa que eres feliz cuando no piensas en nada o en casi nada, porque si piensas ah, aunque sea un poco pero si piensas entonces vuelve aquello y te persigue, te da caza y el resto es porquería y destrucción, porquería, quién lo duda.
De modo que fijemos ese afiche desde el principio: no hay solución para las grandes desventuras ni para las tragedias pequeñitas, todo lo que exceda a este rectángulo muy poco vale, ninguna acción sirve, distraer el tiempo, distraer el pánico es el único auxilio, pasatiempos, matatiempos, si desperdicio y brutalidad es el resto, margen, para qué.
Pero permanezco, no hay manera de acabar conmigo, ya ven, contigo. Permanezco y soy constante en el unodós de mis pulmones y lo demás que mi cuerpo sabe hacer tan bien sin mí, poco me necesita en realidad para seguir bumbum.
Permanezco. Una luz oscila y tiembla como criatura viva, entra en la habitación, la ventana es el camino por el que el resto, quiero decir todo lo demás, mete el hocico en mis asuntos; no sabe, la luz, que he decidido –y es firme- no moverme de aquí, probar a ver cuánto aguanto, no levantar un pie de esta cama como en un cuento de Poe, las sábanas malvas y mi pelo sucio me cubren, son mi envoltorio, la luz no sabe nada de eso.
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