martes, abril 28, 2009

Nostalgia de Robespierre

ASCO

- Para acabar así no vale la pena tanto granero ardiendo ni tanta cancioncita fraternal–dijo Jean-Luc, asomado a la escotilla de su cápsula del tiempo.

Y después de los besos y los destellos, el monarca, como en aquella peli de Berlanga, hizo pasar a las dos a su gabinete y con ayuda de unas pinzas comenzó a despoblar el pubis de la princesa, que se vaciaba en sonrisas y gentileza hacia su suegro.
Y luego le tocó el turno a la bella de la voz tontita, que hizo ras con la cremallera de su vestido (sus vestidos cilíndricos siempre caen en sordina a sus pies), y el monarca admiró la tersura de sus braguitas y le dijo continúa, hija, continúa.
Y continuó.
Y todos los ayudantes de cámara y los alabarderos y los secretarios y los ministros y los jardineros reales se quisieron meter debajo de la alfombra al descubrir que la muchacha lo tenía rasurado, rasuradito como el de un bebé.


Un hombre sobrevive tras caer por el hueco del ascensor
Alcalá de Henares, 27 abr (EFE).- Un hombre ha sobrevivido a una caída desde un séptimo piso, por el hueco del ascensor de su vivienda, y sólo ha sufrido fracturas y contusiones, gracias que el golpe fue amortiguado en parte por la cabina que estaba detenida en la primera planta.

Otra prueba más de que efectivamente la vivienda está cayendo.
Y que no es tan grave la cosa.

lunes, abril 27, 2009

Sólo es para el que conoce esta playa, para el que tomó el sol sobre esa arena, se deslizó sobre una derecha suave en verano, vio jugar a los críos en el rizo y otras cosas bucólicas.



Quien lo conoce sabe que esos acantilados tienen más de veinte metros de caída. Y la espuma trepa por ellos como si fueran un escaloncito.
Seguro que tendría una glosa filosófico-poética toda esta furia.
Pero aún estoy embobado y aterrado viéndole los dientes al océano.
Me marcho allá dentro de unos días. Confío en que me trate mejor que a la roca. Que el sol me tueste la nariz y las olas me aplasten los hombros. Pero sólo una pizca.

jueves, abril 23, 2009

El Rey alaba la "excelencia" de Marsé

El Rey ha subrayado hoy que el último Premio Cervantes, Juan Marsé (1933), ha reflejado como nadie la memoria de la Barcelona de posguerra y que "su mirada se ha fijado siempre en los perdedores. Intensamente realista, su escritura alcanza el nivel de excelencia en el arte literario". [...] El Monarca ha recordado a los escritores testigos del tiempo histórico de Marsé -autor de Si te dicen que caí o Últimas tardes con Teresa- que se han ido, como Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma o Juan Hortelano, de quienes, ha añadido, nos queda su palabra, que es "en realidad a la que queremos festejar". Esa palabra "libre", ha manifestado el Rey, de cuño cervantino "que se desborda a sí misma para nombrar la realidad, para quitar los velos que ocultan la verdad profunda de las cosas o para crear espacios nuevos de vida" y bla bla.

El País


martes, abril 14, 2009

Son muy conocidas estas palabras; me tapan la boca y se ponen en lugar de las mías.
Soy tacaño con las mías, demasiado tacaño; sin ellas voy quedámendo sordo de oír ese zumbido de nada, ese zumbido de torre eléctrica, de transformador.
Para olvidar que zumban necesito las palabras de otro, ya sabéis.
Sabéis, porque a vosotros también os pasa.

"Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos. ¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas; de aquellas espinas, ya sabéis. Las siguientes páginas son el recuerdo de un olvido."

Luis Cernuda

Las siguientes páginas.
En algún lugar.

sábado, abril 11, 2009


"... aquellos días azules,
aquel sol de la infancia..."

domingo, abril 05, 2009

Clea me lo enseña y no doy crédito: mientras desayunamos (hace cinco minutos) le da vueltas a un suplemento atrasado de El País donde aparece un reportaje sobre moda infantil (ya el concepto hace daño). Debajo de unas fotos con niñas sonrientes y maquilladas aparece un viscoso reclamo: Pin-ups prematuras o Primeras pin-ups o algo parecido.
Lanzamos el periódico al aire, revoloteando por encima de nuestras tostadas por si tuviéramos la buena fortuna de que un rayo olímpico lo atravesara en el vuelo y lo desintegrara. Pero mientras gira hacia el abismo una hoja se desloma de las demás y se columpia en ese movimiento crujiente que hacen las hojas de couché y cae sobre nuestras narices y aunque nos apresuramos a taparnos los ojos no podemos evitar leer Armani baby en una flamante página de publicidad, y entonces ya no hay remedio, ya el puto País atrasado nos ha arruinado el domingo y ella siente mareos y un asco pegajoso en el paladar y en las ingles, y yo cada vez con más convicción comienzo a darme cuenta de que no es cierto eso de que cualquier ética es un incordio dictatorial y que el relativismo es otro ismo y que tampoco es cierto que la única manera amable de vivir es hacerlo sin moral ninguna clase, es decir, desmoralizado, amando a quien te ama, siendo atento con tus amigos, surfeando sin gritar ni ulular ni saltarle la ola a nadie, sabiendo que nada es crucial, que nada importa demasiado.
Falso de principio a fin.
Tan falso, tanto, como el PijoPaís mismo: "Los primeros cuidados de belleza comienzan en la infancia. Es bueno enseñarle a los más pequeños a cuidar su imagen" (sic y snif y agh).

sábado, abril 04, 2009

miércoles, abril 01, 2009

Nota caótica y remezclada:
Creo que ya lo he contado por aquí. Una vez al año, llegada más o menos esta fecha, leo en clase la Oda a Walt Whitman de Poeta en Nueva York, la porción de cualquier cosa más estremecedora que he leído jamás.
Ya sé que es muy superlativo eso, pero esta mañana he vuelto a leerlo delante de los bachilleres, y aún ando inflamado por ese verso, esa potencia:

"Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja..."

Pasan cosas raras en los pasillos últimamente. Suenan versos, los chicos se besan en las escaleras, algunos cantan cosas hermosas y se atreven a hacer cosas aún más hermosas. Y también pasa, y es curioso esto, que alguno decide agraviarme escribiendo mi nombre en una cartulina y poniendo al lado, con un rotulador grueso la palabra "rojo".
En serio. Ya sé que suena a serie de televisión, pero me ha pasado. Rojo, resulta tan antigua, además, la palabra.
Además.
No sé quién era el vivificador de eso de que el adjetivo mata, pero juraría que hoy estaba en el aula cuando leíamos la Oda de Lorca.
Ha debido de retorcerse de estulticia en el bostezo de su primera hora de clase.

"... bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.
Una danza de muros agita las praderas
y América se anega de máquinas y llanto.
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga."

Je.
Después hemos leído Aquellos ojos míos de mil novecientos diez... y he recordado que Lara introducía su libro con esos versos:

"Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
vieron la blanca pared donde orinaban las niñas,
el hocico del toro, la seta venenosa
y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones
los pedazos de limón seco bajo el negro duro de las botellas."

Y luego he vuelto a casa, he malcomido alguna cosa, he encendido la radio y he escuchado ESTO

No os lo perdáis.