Rompe, rompe una tormenta. Me enseñaron a contar con los dedos los segundos que van del relámpago al trueno. Uno, dos. Justo encima de nuestras cabezas. Bang supersónico.
En el pasillo, me tiran de una manga y me dicen: Summan se ha escapado. Cogió un autobús a Barcelona.
Summan pensaba que esto no podía ser Europa. Que el barco tuvo que confundirse, que el mapa estaba al revés. Que el timonel o quien fuera encalló en una escollera demasiado poblada, cualquier cosa. Pero nada que ver con Europa, con esa Europa-Europa de guapas enfermeras y severos señores con bigote que le dicen es suficiente a una actriz vestida de purpurina.
Ayer, al volver del instituto, guardó algunas cosas en una mochila y se marchó. Una semana antes, en la biblioteca, me pidió un atlas.
Un atlas.
Uno muy bonito que tiene mapas desplegables e ilustraciones infantiles. Estuvimos hablando, yo le señalé los países en los que había estado (se sabía todas las capitales) y él puso un dedo sobre el cuerno de la India en el que vivía. En invierno nevaba. Le dije que en Cádiz nunca nieva. Luego le pregunté si estaba bien aquí y dijo que claro.
martes, enero 30, 2007
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9 comentarios:
Y será verdad.
Como los huesos en el arroz, como las heridas del algodón y esa jauría que se montan detrás de la valla, ensalivados.
Beso.
Igual de verdad, hasta los huesos.
Naturalismo del XIX.
Ojalá pudiera hablar, como dice Benedetti, de pececitos y mariposas.
HE LEÍDO CIERTOS COMENTARIOS SUFRAGADOS EN LA ENTRADA DE ABAJO.
TENGO EL CEÑO MUY FRUNCIDO.
Y UN POCO DE NUDO AQUÍ.
¿Es el mismo al que le curabais las manos? ¿Es otro?
Cuentas unas cosas que dan ganas de decir, él ya se fue, con la mochila, ¿necesitas tú algo? ¿qué puedo hacer?
(lo de Lara no lo entiendo, ni creo que quiera entenderlo esta tarde; o siquiera que tenga los datos para entenderlo).
Un abrazo muy fuerte, Pablo. (Y a Lara mi apoyo, sea lo que sea).
Las mayúsculas me aturden. Acepto la riña, deshazte el nudo. Mejor acepto el abrazo.
El invierno se me puso triste, qué quieren.
Debí nacer en verano.
Sólo en verano.
Verano sinfín.
No hay nada que hacer, N. Es listo. Aprenderá catalán antes de que yo sea capaz de entender lo que ha sucedido.
Sï, el mismo.
No hay nada que hacer porque es una historia cotidiana.
Cotidiana.
Tengo uno de esos días en los que me doy cuenta del significado exacto de cada palabra, ¿no les pasa a veces? Y las mastico, una a una. Y me salen, tal vez por eso, llenas de pringue.
ah! ¿nos estaba riñendo a nosotros? Yo tengo uno de esos días en que no me entero de nada (uno de esos 360 días al año).
Claro que será listo. Pero los cuerpos sufren y se quejan algunas decenas de años después.
Tengo uno de esos días en que pienso que para qué.
Abrazos y besos: a ti, a Lara, al chennaio-catalán.
Qué lindo es dormirse sobre un atlas. Y que el océano se guarde en la palma de tu mano.
Y qué lindo (¡cuánto!) lo que dices
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