domingo, julio 05, 2009

Antecedentes: Clea y yo leemos Público porque detestamos El País (los motivos se explicaron muchas veces en este blog), porque Rafael Reig nos hace reír y porque, en ocasiones, regalan libros de Miguel Hernández, y eso nos parece un gesto tan tierno que no podemos resistirnos. También porque se atreven a dejar que, hablando del rey, alguien diga "hay españoles que son simplemente imbéciles; yo no tengo cultura de vasallaje y no admito humillarme ante un señor que no ha sido elegido democráticamente. " Busquen algo parecido en otro lado. Es triste, pero no lo encontrarán. Encontrarán mucho acerca de la elegancia de Letizia, en cambio, pero ese es un asunto que también gasté en otras ocasiones.
Recupero el hilo. Dentro de las cosas que buscábamos en Público solía estar la columna malhumorada de Javier Ortiz. Utilicé algunas con los bachilleres este año, viva la contrapropaganda, reciben tantos aguijonazos del otro lado.
Pero hace un par de meses esas columnas desaparecieron. Se borraron.
Y pronto supimos que Javier Ortiz había muerto.
Había muerto.
Hoy, junto antes de irnos de viaje, Clea me deja leer el autobituario que Ortiz escribió.
Y me ha hecho reír,
y me he estremecido,
y me ha entrado un miedo atroz.

1 comentario:

Nuria dijo...

Precioso autobituario, sarcástico y tierno, sin moñerías. Así parecía que era él, al menos eso me transmitía al leer sus columnas.
En cuanto a ti, Pablo, me ha gustado mucho "Rosas, restos de alas". Un saludo desde las playas del norte.