sábado, febrero 05, 2011

Febrero de dos mil once:
Cuatro millones
doscientos treinta y un mil
tres
desempleados
multiplicados por más/menos 60 kilos de masa corporal por cada unidad
dan un total de
doscientos cincuenta y tres millones
ochocientos sesenta mil
ciento ochenta
kilos de lastre
sin los cuales este país se elevaría a las alturas de la prosperidad como un globo de mickey mouse perdido en una feria.
Pero los dirigentes no se atreven a prescindir de una vez de lo que sobra,
víctimas como son de ridículos sentimentalismos.

9 comentarios:

NáN dijo...

Yo creo que hacen muy bien las cuentas y que han visto que no se pueden permitir que no se gasten el paro o el subsidio en chucherías como pan y aceite. Se provocaría una ola giganta que arrasaría la economía del vilestar.

Anónimo dijo...

y a los de 2º F también? de que vas? otra vigalondada?. Y cuántos kilos de alma?, se puede pesar un alma? y las almitas que de ellos dependen? ya te sentías muy nazi el otro día. Que esperas? sólo es provocación?
Lo leerá alguien que te "encumbre"?
Tienes ya preparada la siguiente respuesta. Tú no lo piensas, sólo escribes lo que crees que alguien puede estar pensando?
que atrooooozzzzzzzzzz.

Pablo Gutiérrez dijo...

Aprendizaje para mí: la ironía no se entiende en un post.
Quiero decir, no se me entiende.

NáN dijo...

Pues como el que no aprende es porque no quiere, yo he aprendido esto en el diccionario de la RAE:

(Del gr. ἀνώνυμος, sin nombre).

Y me ha dado esa pena tonta, al pensar en los que van sin nombre, que es como ir sin sombra. Ni buena, ni mala ni regular.

Diva Calva dijo...

La ironía se entiende cada vez menos, y tú hablas así porque no te pueden echar de El País, ese diario de la mañana de izquierdas.

Diva Calva dijo...

Por cierto, era irónico.

David J. Calzado dijo...

No dé ideas, Pablo, jajaja. Recuerdo una entrada suya, de las primeras, donde ya apreciaba eso del Zyclon B. ¿Será una obsesión recurrente? Saludo.

Unknown dijo...

Ni la ironía ni el sarcasmo parecen entenderse, pero no en los blogs, sino en un mundo mucho más general y menos cultural. La misión del escritor honesto, pienso, es no malbaratar sus palabras con rectificaciones o correcciones, sino apostar a que se pueda llegar a un sentido más verdadero o más real de las cosas, aunque sólo le siga esa "inmensa minoría".
Enhorabuena por su libro Nada es crucial, lo he leído con tremendo entusiasmo y gusto por su gran ironía.
Saludos

Pablo Gutiérrez dijo...

Es verdad lo de Z-B, ¿será un acto fallido? Le preguntaré a mi terapeuta.
Y gracias por la palmada, y por el entusiasmo.
Entusiasmo es una de mis palabras favoritas.