Quién no tiene algo ingenuo que decir sobre el 15M. Decir, por ejemplo, entusiasmo, revolución ciudadana, asamblea, esas cosas.
Somos unos tristes y unos desconsiderados: al mismo tiempo que celebramos el acontecimiento y beatificamos el camping-gas, torcemos el gesto, arrugamos la nariz y con infinito escepticismo pensamos yo ya sé cómo acabará esto, ya lo viví, estuve allí en otro tiempo, no parece tan diferente del altermundismo de finales de los noventa, teoría de la válvula de escape, alivio para la frustración y en consecuencia consolidación de la superestructura, el club Bilderberg es la verdadera acampada, pero sobre pabellones de granito en auditorios privados y resorts.
Sin embargo, en medio de esta sopa de descreídos, pienso: hay que ser un mierda para dudar de cada cosa alimentando la pereza de no dar un pasito ni pararse a leer ni un párrafo; un mierda al que se le desvaneció el derecho de quejarse de nada, volver a decir todos son iguales.
A mí el 15M se me queda demasiado blando, Baroja habría apostado nidos de ametralladoras a la puerta del congreso y la junta de accionistas del BSCH. Ya sé que no serviría para nada (nunca sirvió) la bronca, pero me jode infinito que contribuyamos a la estabilidad del ejem SISTEMA con nuestro civismo y bondad.
Aquí termina mi ingenuidad, no hay más. No formo parte de eso porque cuando hablo del asunto se me pone muy mal carácter. Y especialmente porque (lo siento, pido disculpas, no volveré a decirlo, sólo esta vez) el pesimismo es otra forma de dogma. Me sobra Baroja, ya.
Pero no me sobra el 15M, como con tan mala baba y simplicidad parece que aquí sí.
martes, junio 07, 2011
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2 comentarios:
La Acampafa fue el "espectáculo"; las asambleas de barrios y pueblos es el sentido; la disposición de estar "a la que salta", de modo que cualquier acto tenga el acompañamiento de algunos quincemeros, es la irrealidad inesperada.
De vez en cuando, la presión del vapor del poder nos regala una época de caldera que suelta el vapor (La Comuna, mayo 68, quizás Indignados). Yo, no me lo pierdo.
No te quejes, hemos ganado un palabro: perrofláutico.
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