miércoles, mayo 16, 2012

Las propuestas del 15M producen tanta ternura que dan ganas de llorar.
La causa del llanto aún no la tengo identificada.
Puede ser cosa de ese pacifismo tan años ochenta.
De las buenas intenciones.
De los buenos modales.
O de lo lejos, lejísimos que el 15M se encuentra de ninguna posibilidad de cambiar ninguna cosa.
Bajtin: el carnaval es la válvula que consolida la opresión del sistema porque el sistema se concede a sí mismo una pequeña vulneración controlada y parcelada. Es Bajtin, es semiótica.
Llegó el 15M-2011 cuando estábamos tan mal.
En un año: aumento salvaje del paro, desahucios, política ultra y teledirigida, incertidumbre.
Ahora 15M-2012: todo debería ser furia y farola rota, folklore de astillero al menos; en cambio: dulzura, candor, petición de Democracia 4.0.
Y también: análisis sobre, importancia enorme de, memoria colectiva para, redes sociales a través de, tantísima relevancia del mundo imbécil de twitter. 
No lo soporto, qué desasosiego.
Me sobra el país, me sobra la gente, quiero una carretera sin peajes para escapar del sistema condescendiente y de la rebeldía comprimida en una blíster, de mi renta disminuida y mi tercera bajada de sueldo, de la pluralidad y del respeto hacia los valores democráticos, de un movimiento tan heterogéneo y participativo que insufla salud a esta democracia que tanto esfuerzo puaj, necesito una carretera que me lleve hasta aquel lugar que tú conoces, aquel valle de los crótalos y el vino en vaso, el carril de arena hasta la playa vacante, el lugar donde estoy yo y todo lo demás es un murmullo.
Pero no soy capaz.
La moral me puede.
Algo así como el servicio necesario.
Mi ONG conmigo.
Y por eso continúo.
La cacerola abollada y la cuchara.
De qué me disfrazo hoy, a ver.  

(La entrada de abajo se activó sola y en vacío, sin querer, justo antes de que el reloj diera las doce; preferí no borrarla, ese vacío es el daño casual de la efemérides).

2 comentarios:

Diva Calva dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Diva Calva dijo...

Lo peor será cuando no nos de para pagar Internet, entonces ya no tendremos ni esta pequeña vocecita que grita en el ciberespacio (yo hace tiempo que lo robo del vecino). Un abrazo.