Sólo Cospedal lo entendió, cráneo privilegiado: era un golpe de Estado, se trataba de que lo fuera. Pero sin orugas ni abalorios militares el efecto queda muy deslucido. Pero qué miedo instantáneo, ¿eh?, os habéis tenido que proteger con todos esos robocops con barriga, e incluso os habéis sentido encerrados durante casi media hora, rotundo éxito. Y ahora, mientras os descalzáis en el recibidor de casa y decís vaya nochecita, hay una parte de vosotros que se pregunta si será verdad eso de no va a pasar nada.
Aviso: cualquier día me enfurruño, me siento un rato y escribo una novela de título grandilocuente sobre toda esta mierda. Ah, cuidado.
Miguel Brieva, thanks.
miércoles, septiembre 26, 2012
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