domingo, agosto 30, 2015
Golpeado por lo que ocurre en las nuevas alambradas de Europa, leo este texto de Peio H. Riaño, y recuerdo los libros de Chaves Nogales y Los surcos del azar, de Paco Roca, y también esta historia que conocí hace poco (pero cómo pude no saber nada si pasé veinte años de mi vida a menos de una milla náutica de ese lugar donde el paludismo se comía los ojos de los refugiados), y Peio tiene razón, nosotros somos ellos, en un autobús hacia la frontera o a pie a través del paso de Pirineos o en un camión donde no entra el oxígeno y donde a puñados se muere porque ni siquiera hay otro lugar donde morir, y ocurre.
miércoles, agosto 19, 2015
En el silencio de agosto murió Chirbes. No suelo hablar de estas cosas, pero hace unos meses me invitaron a un congreso de literatura en Heidelberg, con hispanistas alemanes que lo sabían todo sobre nosotros y nosotros no sabíamos nada sobre ellos; lectores que adoraban la literatura de Chirbes y que hablaban de sus libros con una pasión antigua, más siglo XX que XXI, y que se frotaban las manos porque el propio Chirbes acudiría a cerrar el congreso con una conferencia final. Yo tuve que volver un día antes y no pude conocerlo, pero recuerdo que me impactó la profundidad y la emoción con la que aquellos filólogos hablaban de su obra.
Hace unos días me pidieron que dijera yo alguna cosa sobre ella. Lo dije aquí, sin tanta efusividad ni conocimiento, pero con la gratitud del lector que aprecia a un novelista que escribía lo que quería y como quería, tan lejos del mercado, de los intereses y del éxito. Como se hacía en otro tiempo. También como se leía en otro tiempo, o al menos en otro país.
Hace unos días me pidieron que dijera yo alguna cosa sobre ella. Lo dije aquí, sin tanta efusividad ni conocimiento, pero con la gratitud del lector que aprecia a un novelista que escribía lo que quería y como quería, tan lejos del mercado, de los intereses y del éxito. Como se hacía en otro tiempo. También como se leía en otro tiempo, o al menos en otro país.
sábado, agosto 01, 2015
Leo en El País: "Indignación en EE.UU. por un vídeo en el que un policía mata un negro", literal.
Estoy ocioso, no hay estudiantes a quienes molestar con lecturas ni comentarios de tx., pero la semántica y la ortografía del titular resultan tan expresivas que no puedo evitar el subrayado. Subrayado semántico, porque la indignación se produciría no por la existencia del vídeo, sino por el asesinato; a no ser que el redactor pretenda decir entre líneas que en la sociedad del espectáculo sólo hiere el clip de vídeo, y no el suceso, y que los motivos indignantes son cientos de miles, y que a pesar del universo de teléfonos móviles ni siquiera hay cámaras suficientes para cebar la injusticia. Subrayado ortográfico y gramatical, porque el CD de persona exige la preposición "a", esto es, "mata a un negro" y no "mata un negro"; a no ser que el redactor quisiera cosificar a la víctima, acudir al expresionismo gramatical para decir que a) aquella muerte no fue para tanto, b) el policía mató (a) un negro porque tan sólo extirpaba una pieza sobrante y desobediente, impersonal; y de ese modo el titular de El País de hace unos días se convierte en un ejemplo de lo que ocurre cuando se es consciente de los usos del idioma, y sobre todo cuando no se es consciente de ello.
Estoy ocioso, no hay estudiantes a quienes molestar con lecturas ni comentarios de tx., pero la semántica y la ortografía del titular resultan tan expresivas que no puedo evitar el subrayado. Subrayado semántico, porque la indignación se produciría no por la existencia del vídeo, sino por el asesinato; a no ser que el redactor pretenda decir entre líneas que en la sociedad del espectáculo sólo hiere el clip de vídeo, y no el suceso, y que los motivos indignantes son cientos de miles, y que a pesar del universo de teléfonos móviles ni siquiera hay cámaras suficientes para cebar la injusticia. Subrayado ortográfico y gramatical, porque el CD de persona exige la preposición "a", esto es, "mata a un negro" y no "mata un negro"; a no ser que el redactor quisiera cosificar a la víctima, acudir al expresionismo gramatical para decir que a) aquella muerte no fue para tanto, b) el policía mató (a) un negro porque tan sólo extirpaba una pieza sobrante y desobediente, impersonal; y de ese modo el titular de El País de hace unos días se convierte en un ejemplo de lo que ocurre cuando se es consciente de los usos del idioma, y sobre todo cuando no se es consciente de ello.
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