Después de diez años, cinco novelas, un libro de relatos y un puñado de lectores, he comprendido que los libros no se escriben ni con el ingenio ni con la gramática, ni siquiera con los dedos. Los libros se escriben con las ojeras. En el trasnoche.
Y me van devorando, igual que mis propios hijos, se alimentan de mí, y lo seguirán haciendo hasta que no quede nada.
lunes, octubre 29, 2018
domingo, octubre 28, 2018
lunes, octubre 22, 2018
martes, octubre 16, 2018
lunes, octubre 08, 2018
Ni alambres ni escenografía, no hay
fichas sobre la mesa ni esquemas organizativos, nada de eso.
La novela se hizo sola, arrancó a
hablar en la primera frase diciendo que escribiría la primera
frase y que la primera frase diría que la primera frase dice.
La novela apareció y yo estuve
pendiente del idioma, no mucho más. Me va a costar hablar de ella
porque no me pertenece; es gramatical, el dilema.
Y ahora tengo que explicarlo todo, y
aunque haya puntos de partida e ideas previas que fueron un primer
motor, lo cierto es que no sé por dónde empezar, y es como si
mañana fuera el día del examen y hoy haces el vago, te desperezas,
abres el libro pero lo dejas al rato.
Una ciudad, la emigración, las
persecuciones raciales, el exilio y la astucia. Y el rencor de clase.
Y lugares donde no deberías estar, no es tu sitio, qué haces aquí.
Y otra vez el rencor de clase. Y la ciudad dando vueltas alrededor de
ti. Pero no hay caso: no sabré qué cara poner cuando me hagan la
terrible pregunta, de qué va todo esto, tu novela, eso de Cabezas
cortadas, de qué dijiste que iba.
viernes, octubre 05, 2018
lunes, octubre 01, 2018
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