Nada,
más allá de un viento feo. La marejada se quedó a vivir en Wavetoon.
Mis bocadillos se secan en el maletero, je.
Al cuerno con toda mi épica y las alas de mis tobillos y las huevadas que me invento.
Pero, ah, hoy sucedieron otras cosas extrañas, cosas que me pusieron sonrisa de idiota,
y no les cuento más para no convertirme en una copa de helado con sombrillita y bengala, pavoneándome sobre una mesa en una terraza de verano.
[no obstante: sombrillitas y bengalas, vengan a mí, hoy]
jueves, mayo 29, 2008
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