lunes, mayo 19, 2008

[y 3]


... ella pondrá un huevo grande y de marfil sobre una almohada,

y Onio o Tonio o Antonio
y Magui o Marga o Margarita
se pasarán las tardes mirándolo muy fijo,

y vendrá la noche suave de junio,
y justo esa noche en la que Onio y Magui ya no vigilan
se abrirá en la cima del huevo una grieta
honda como una uve,
y de la grieta saldrá una uña
a la que seguirá un dedo,
y del dedo una garra extendida cubierta de plumas y escamas,
escamas y plumas.


Onio dirá tiene fauces de niña linda.

Magui dirá tiene espolones de niño bueno.

De la mano los tres esperarán
sentaditos
en la parada del radial,
sentaditos sobre el banco de plástico.
[se hace tarde y no viene
no viene y se hace tarde]

De cuando en cuando soplará un viento feo
que llenará de hebras de mierda sus narices,
sus narices y sus ojos,
sus ojos y los alveolos vacíos de sus dentaduras,
sobre todo si atardece
y sopla del sur
y viene de las huertas.

El mundo de los demás seguirá lento e idiota su curso endeble.
Nadie sabrá que todo lo malo que ocurre
es culpa de ese viento vivo,
nadie,
caliente como sopa hervida,
nadie,
ese viento vivo
que sopla del sur constante,
del sur y de las huertas donde madura
la fruta y la mierda
la química y la mierda
la mierda y la avaricia.

3 comentarios:

a.ma dijo...

Enhorabuena,
terminé el libro hoy por la mañana
(bajo tierra, en el metro el mar se coló y batieron fuerte las olas)
Antía

Miguel Marqués dijo...

Increíble. Me quedo embobado, buscando el truco en cada renglón.

Un abrazo.

Pablo Gutiérrez dijo...

Gracias, A. Vi en tu blog que también a ti te pasmó Ellen Kooi, y un poco de las fotografías de Kooi, precisamente, había en esta entrada. ¿Fuiste, Miguel?