viernes, julio 04, 2008
La fábrica de turquesas aún producía esto ayer (clic encima y se hace gigante).
Mirad el pliegue, la doblez, la blancura, el cristal líquido y frío, la manchita que forman los seres humanos, lejos.
Hoy ya no sé si sigue, yo no estoy allí pero casi permanezco allí.
De veras, no me muevo.
A mi alrededor, sin embargo, las cosas no hicieron más que moverse mientras yo no estuve. Cosas muy feas que se conducen solas y nadie puede hacer que se detengan, que entiendan la pausa y la serenidad de este verano con ideas pero sin pensamientos graves, sabiendo que nada es crucial, que todo fluye;
y un cuerno, al carajo mi repetido mantra y tanta magia casi hindú, al diablo:
claro que hay cosas cruciales: crucial y encrucijada y cruce de caminos y cruzada y crucifijo tachado.
Porque: hacia dónde tanta máquina de huesos, esta cochambre, ¿fábrica de turquesas y zafiros?, hacia dónde.
Niet.
Y luego el pliegue, la blancura, la doblez de la idea líquida:
es el alivio, la distracción del pánico.
Aunque la noche.
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7 comentarios:
¿La noche?
¿Què te trae la noche?
Siempre al llegar la noche hay un aunque.
(Me ha encantado la imagen de la idea líquida)
Un saludo.
No sé hacia dónde. Te juro que por más que pienso no sé hacia dónde (con ansiosa tilde en dónde). Uno de mis títulos preferidos es "lo raro es vivir". Yo sigo perpleja. Claro que mejor perpleja junto al mar que aquí, entre el asfalto recalentado que de noche vomita lava...
Como no hay dónde huir, mejor nos quedamos. ¿No?
Nos quedamos, Nán, nos quedamos. Aunque el anfitrión haya salido, montado en una ola último modelo.
Al final, Pablo, es cierto: todo fluye, aunque no sea hacia donde deseamos. Qué vamos a hacerle, nada es perfecto. Andamos cerquita, si quieres para pasear la pleamar con una cerveza. Además, tengo que hablar contigo de negocios (jeje).
La noche de entonces trajo bicharracos, Lara. Pero ya pasó, ahora ando limpio y bien peinado. Besos a todos.
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