domingo, noviembre 04, 2012


Y tampoco aplaude el folio. Ni el cuaderno. Ni el personaje. Es una soledad rara, casi intelectual. Por eso evito el pensamiento de hacia dónde, aunque no signifique escribir para uno ni para vos, silencio.  En cierto sentido, de un modo que no sabría explicar, todo esto tiene que ver con la honestidad.

(pescado acá a instancias del auch de Senabre)

3 comentarios:

NáN dijo...

No viene al caso (a mí neorrabioso me harta un poco): te animo a que seas librero becario una tarde en Tipos Infames. Ya sé que te lo han propuesto.

Uno dijo...

Por si ayuda, Uno -y como Uno, Unos cuantos- está por ahí para disfrutar los hallazgos expresivos y el ritmo narrativo, y la emoción y la honestidad

Pablo Gutiérrez dijo...

Gracias. Se agradece de veras. Y mucho.
Los tipos infames son tipos capitales, y en medio hay demasiados kilómetros de tren, por desgracia. Es el contrarresto de vivir junto al mar. Lástima, seguro que al menos me invitaban a un vino.