Después de diez años, cinco novelas, un libro de relatos y un puñado de lectores, he comprendido que los libros no se escriben ni con el ingenio ni con la gramática, ni siquiera con los dedos. Los libros se escriben con las ojeras. En el trasnoche.
Y me van devorando, igual que mis propios hijos, se alimentan de mí, y lo seguirán haciendo hasta que no quede nada.
lunes, octubre 29, 2018
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2 comentarios:
Me alegro de lo que has conseguido,espero que llegues a muchísimo más.soy una lectora y una ex alumna tuya.nunca dejes de sorprendernos Pablo.
Me enternezco. Muchas gracias, lectora y alumna. Qué dos.
Abrazos.
P
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