martes, abril 12, 2011





Me joden y persiguen y angustian muchas cosas estos días, casi como a un adolescente que no cabe dentro de la camiseta o se escurre y escapa, pero no quiero llenar esto de ansiedad y baba. Aunque lo mío no es el ascetismo oriental sino el sentimentalismo expansivo, quiero aprender de los japoneses a los que el maremoto se les llevó la casa y, como dicen los cronistas, ni siquiera lloran por no molestar (Japón se convirtió en un descampado hiperbólico de Nada es crucial, las fotos parecen una versión fotonovelada/cómic hiperrealista de Murakami).

Pero en realidad yo sólo volvía a este mundo un ratito para un aviso doméstico:



Este jueves, 14 de abril (bonito día para cualquier cosas), en la biblioteca pública de Sanlúcar de Barrameda, donde vivo,



Magui, Lecu y los demás


se ven las caras con sus lectores, si los hubiere. Muy cerca esta vez pero prometo darme un ducha y no ir en zapatillas y hablar con cierta dignidad de la pareja del descampado y el agujero-ultramundo.

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