lunes, noviembre 28, 2011

Se hizo, ya está, se franqueó la Ensimismada correspondencia y ya se mueve sola hacia algún sitio. Tuve el libro al fin, tan limpio y correcto, cubierta ajustada al contenido, da gusto. Vanidad, para qué negarlo: es hermoso, LdT fabrica bien.
Tengo el libro en casa y hago lo que no debería: leerlo -a pedazos- y esta vez casi no cambiaría demasiadas comas y casi no encuentro cacofonías (alguna sí). Con Nada es crucial no me atreví porque habría vuelto a ponerlo todo patas arriba, paren las máquinas.
Estoy mejor de eso, a la ultracorrección me refiero, se me tiene que pasar la ansiedad, se me irá pasando, pero cuando leo cualquier otra cosa no dejo de pensar aquí no, será por lo de profesor o por lo de esquizoide: ninguna frase de ninguna (casi) novela que leo me parece buena frase. No quiero decir “hermosa frase”, sino “frase correcta”. Es feo este síndrome, me hace mal. Pero me curo, me voy a curar, y seré bueno y diré me gustó mucho lo que escribiste, y no hará falta fingir siquiera.
Por eso Ensimismada... puede ser un pedazo de carne que cualquiera (pocos, diminuto poco) mastique y devuelva al plato con cara de disgusto, y yo nada diré porque soy lo mismo, haría lo mismo si no me quisiera lo justo para seguir de pie, sobre el escritorio, escribiendo.
Es fabuloso hacer esto. Disculpen la ingenuidad y el entusiasmo, hoy. Mañana ya volveré a enfadarme.

5 comentarios:

C dijo...

Qué pena no haber estado el viernes.

Espero con ensimismada impaciencia la correspondencia (uy, cacofonía) para poder tener ya los libros entre mis manos y, al fin, la dedicatoria.

C

NáN dijo...

No lo tengo en las manos todavía. El problema de encargarlo a una librería pobre es que les sirven mal y tarde.

Pero sí quiero decirte, Pablo, que huyo de las presentaciones, en las que se hace de todo (para que los que hablan presuman), menos "presentar" el libro. Quizá por esa manía de no destripar o espoilear el libro.


En algunas cosas estamos muy de acuerdo (en otras no, me gusta la autoficción, los diarios, las autobiografías: todo esto lo leo como "ficción", mientras que la "ficción" la leo como realidad; para mí Magui y Leku son más reales que muchas personas de carne y hueso). Estamos de acuerdo en el odio a los géneros y si por alguna razón leo una de detectives (nunca de históricas, vampiros, etc.), voy a la última página a ver quién es el asesino y luego la leo tranquilo.

Fui porque te conozco, y te conozco tanto que le pedí a Lola que me acompañase (inusual), porque estaba seguro de que le iba a gustar.

Y así pasó: eres una persona suave y sencilla, e hiciste lo que tenías que hacer: contar el libro y soltar tus fobias. Cuando lo tenga en las manos y lo lea, sabré lo que me espera. Lo que no quiere decir que será una repetición mecánica. Es como cuando mi hermana un domingo hace arroz con garbanzos: sé lo que me espera, pero nunca es la misma experiencia.

Perdona que me fuera así, levantando la mano, pero empezaba el sarao o circo y en esas me siento incómodo.

Un fuerte abrazo de agradecimiento porque, como decía Michi Panero, en la vida se puede ser cualquier cosa menos un coñazo (y tú no lo eres).

Y ya al margen, por casualidad he encontrado un poeta malagueño joven, llamado Alejandro Simón Partal, que ha publicado una cosa en Renacimiento y me ha resultado muy interesante.

Un abrazo

Pablo dijo...

Amigo, colega,
Qué bien que viniste aunque fuera un parpadeo. Salí feliz de allí pero, como casi siempre, con la sensación de haber hablado demasiado, siempre me pasa eso. Me apunto y busco al poeta joven, y te cuento.

Anónimo dijo...

Bieeen!
Lo quiero!!!

Anónimo dijo...

Yo también lo quiero!
Avisa de las presentaciones en el sur, como siempre.
Abrazos.
Sonsoles