miércoles, agosto 19, 2015

En el silencio de agosto murió Chirbes. No suelo hablar de estas cosas, pero hace unos meses me invitaron a un congreso de literatura en Heidelberg, con hispanistas alemanes que lo sabían todo sobre nosotros y nosotros no sabíamos nada sobre ellos; lectores que adoraban la literatura de Chirbes y que hablaban de sus libros con una pasión antigua, más siglo XX que XXI, y que se frotaban las manos porque el propio Chirbes acudiría a cerrar el congreso con una conferencia final. Yo tuve que volver un día antes y no pude conocerlo, pero recuerdo que me impactó la profundidad y la emoción con la que aquellos filólogos hablaban de su obra.
Hace unos días me pidieron que dijera yo alguna cosa sobre ella. Lo dije aquí, sin tanta efusividad ni conocimiento, pero con la gratitud del lector que aprecia a un novelista que escribía lo que quería y como quería, tan lejos del mercado, de los intereses y del éxito. Como se hacía en otro tiempo. También como se leía en otro tiempo, o al menos en otro país.

1 comentario:

jordim dijo...

Voy a hurgar más en este blog.