domingo, diciembre 17, 2006

la cuestión social

El viernes, un chico indio de 2ºB no pudo hacer el examen de gramática que amorosamente yo había preparado para ellos porque estuvo recogiendo algodón en la finca de unos aparceros, cerca de Lebrija. Sucede que la trilladora no puede acceder a todos los recovecos del terreno, y es necesario que una cuadrilla vaya detrás para limpiar las varas que deja intactas.

Hace tres meses logró subirse a un mercante en Madrás que lo llevó hasta un puerto de Somalia. Desde allí, caminando y en autobús, llegó a Chad varias semanas después. Quería cruzar a Italia pero el pesquero en el que consiguió enrolarse faenaba enfrente de Marruecos. Desembarcó en Tánger, cruzó la frontera, se coló en un camión de frutas y apareció en Cádiz. La policía lo detuvo y lo dejó en un albergue. Al día siguiente estaba en el instituto, con ropa prestada que le quedaba pequeña, un cuaderno y dos bolígrafos, uno azul y otro rojo.

Apenas tardó un mes en aprender español. Al menos lo suficiente para pedir trabajo y resultar simpático. Es simpático.

Tiene las manos llenas de heridas que no terminan de cerrarse y que, a veces, tenemos que limpiarle con betadine en el recreo.

Si me viene alguna Fallacci o algún Fukuyama con alguna memez parecida a ya no hay lucha de clases, la historia ha muerto o algo así les juro que los meto en la trilladora. Y no me digan, después, condescendientes, que si toda revolución construirá con el tiempo las mismas estatuas que derriba.

11 comentarios:

NáN dijo...

Querido, mi muy querido, amigo Pablo. Más que un amigo, un hermano, o mejor todavía como ese hermano que es amigo.

Aunque no comparta a veces ciertas vacilaciones, porque creo que en un día cabe el amor, lo sutil y la piedra lanzada si es preciso, siempre he compartido tu corazón, sensibilidad y hacer.

Quizá soy yo más pequeño-burgués para algunas cosas, pero me costó mucho admitirlo, mira no me va mal y ya me lo quedo.

Lo cuál no quita para ayudarte a meter en la trilladora a quien haga falta y tú digas. Porque alguien es culpable de las heridas en las manos de ese niño, y a esos culpables nadie les dice nada ni incumplen leyes.

Me contaba esta mañana "l", mi hijo, que anoche estuvo con un campesino boliviano de mi edad, que le decía: "Vuestro Repsol tiene 4 licencias en mi país. De una saca al año 1.500 millones y solo deja 90. Mis tierras se salaron por unos movimientos de tierras que hicieron los vuestros, y las perdí. Hicimos protestas cortando carreteras y a los que detuvieron les han condenado a 8 años de cárcel."

Que no nos digan, Pablo, que ni nos lo empiecen a decir.

Y ahora, aunque tan pequeño-burgués, feo, anticatólico y sentimental, me encantaría ir allí solo para darte un abrazo.

Pablo Gutiérrez dijo...

Burgués, tal vez. Pequeño, no.

Lara dijo...

(Estoy aquí con vosotros agachadita, un poco escondida.)

Y tú enseñando literatura y palabras a ese chico, y qué irónico, también, pero, por un momento, olvidándonos de su inmensa realidad, de su inmensa realidad que olvidamos al final siempre (que olvido al final siempre, necia como ninguna, abotargada, ahí sí me pregunto por qué por qué por qué), qué grande que estés ahí, qué satisfacción la mía al saber que estás ahí tú, con ellos, convirtiendo la furia trilladora en cosas tan útiles.

Me encantaría sentarme contigo en una esquina del recreo, observar cómo los observas.

Pablo Gutiérrez dijo...

Y claro, claro que hay culpables. N, L... besos a ambos. Es tan grato leeros y saber que.

Anónimo dijo...

putada!gran putada!grandísima putada!
pero mañana pasará lo mismo,no?

Anónimo dijo...

Si no se hace nada, nunca nada, porque no va a servir de nada: sí, pasará lo mismo y pasará mucho más.

Los que hacen que pasen estas cosas, gastan mucho dinero en pagar a quienes nos convencen de que no se puede hacer nada y si se hace todo será igual al poco.

Así que nos lamentamos, pensamos que no va a cambiar nada y nada hacemos y lo que cambia es que mañana no solo pasa lo mismo, sino que pasa el doble.

"No esperéis a la revolución o sucederá sin vosotros", decía en unos versos Ferlinghetti. O "Batalla no luchada, batalla perdida", que decimos otros.

Así que no hagamos nada, vale, pero no nos quedemos con la buena conciencia de que somos más racionales y más listos.

Bastaría que todos los que dicen que no se puede hacer nada hicieran algo para que todo cambiara. Para que nunca más pasara lo mismo.

Pero eso es un sueño que solo tienen, a veces, los niños con las manos heridas y los maestros que les ponen betadine durante los recreos.

Pablo Gutiérrez dijo...

Pero al menos, aun sin mover un dedo, habría que levantarse con fatiga todas las mañanas.

Anónimo dijo...

Gracias por compartir conmigo esa vivencia que tanto relativiza nuestro estado de ensoñación y bienestar. Yo también he sido víctima periodística de poluciones reflexivas como las de Fukuyama, lo que me une aún más a tu indignación. Pero está en manos pequeñas, y a la vez grandes, como lo son las tuyas, que heridas como las de ese chaval lleguen algún día a cicatrizar. Por desgracia, hay muchas otras manos llenas de llagas, heridas de tanto llamar a las puertas cerradas de nuestro primer mundo. Gracias de nuevo por esta invitación al realismo, y por desgranarte poco a poco en cada uno de tus escritos. Es una forma de acercarme de nuevo a un buen amigo que la Educación me había mandado lejos. Te espero para ese ansiado café en Huelva, y quién sabe... hasta podemos volver a compartir un paquete de castañas asadas bien calentito, como antaño. Un besote, pablillo.

Pablo Gutiérrez dijo...

Gracias, Guille. Es un hecho ese café que nos debemos.

Anónimo dijo...

Me sonrío (por ese “Si me viene alguna Fallacci o algún Fukuyama con alguna memez parecida a...”), lo cojo por los pelos y me salgo por la tangente:

http://www.foropicos.net/foro/viewtopic.php?t=7667

Me sigo sonriendo porque y a pesar de que no soy inocente:

http://amediavoz.com/maillard.htm#7Yo no soy inocente...

Y espero que no me metáis en la trilladora por sonreírme, la Fallaci o este intrusismo (como dijo alguien por ahí “es que se os ve tan tranquilos”) off the topic (¿o quizás no?)

Ya que nací por aquí siendo Ur, seguiré muriendo bajo ese nombre, porque, no sólo los adjetivos, hasta los nicks, incluso los que dieron origen a la vida, también quitan libertad, también matan (entre otras muchas cosas, en euskera ur=agua), y además, queda como un poco tonto eso de contestarle al vacío, a la nada ().

Pablo Gutiérrez dijo...

Ah... ¿por eso lo de "Ur teatro". Pues yo creía que era por lo del grito primordial de los escandinavos, "ur schrei", que me dijeron que era una especie de oración o cántico de guerra o... Basta.