sábado, noviembre 06, 2010

El papa está en España.
Intenté contenerme pero los motivos son demasiado numerosos.
Como los gatos erizo el lomo delante del telediario, apenas leo las portadas de los periódicos temiendo abrirlos.
No hay respuesta, no hay pensamiento, todo es sumisión y alabanza, evidentemente genuflexión, la misma que las de esas chicas que en el porno de los ochenta mantenían la erección de los actores, el viagra debió de acabar con todo eso, en Boogie Nigths salía algo parecido; parecido, quiero decir, a la procesión de humillaciones de todos los señores de traje oscuro y las damas de falda a la rodilla que hoy se postraron delante del señor de blanco.
Tantos, son tantos los motivos que no me resisto a hacer una brevísima lista, al menos:

1. Por despreciar y perseguir el pensamiento libre.
2. Por someter al desgraciado con la promesa de las bienaventuranzas.
3. Por huir de la vida en virtud de la muerte sagrada, todo conduce a ella como un vector.
4. Por adorar una figura moribunda, por crear una cultura de dos milenios que se asienta en la sangre derramada o por derramar.
5. Por condenar el placer, por ensuciar el cuerpo y los sentidos con la tinta del pecado.
6. Por homofobia sistemática.
7. Por pederastia convertida en sistema, mimetizada.
8. Por crear macroestructuras económicas de poder y sometimiento.
9. Por el opus.
10. Por los kikos.
11. Por los jesuitas.
12. Por ser honesto con Baroja, no podría permitirme lo contrario.
13. Por el horrendo folclore, la cultura popular. Me pasa como con las películas de vaqueros, ya la estética me repele.
14. Por los cientos de colegios concertados en los que se trituran mentes infantiles, se difunde la propaganda ultraconservadora contra la homosexualidad, el aborto, la libre disposición del cuerpo y de la mente, todo eso pagado con la generosidad del dinero público.
15. Por el concordato.
16. Por el pasado, no me refiero a la Edad Media, por el inmediato pasado que nos sigue justo a la espalda, apenas la generación anterior.
17. ...

Nada ha cambiado, todo inalterable. Qué importa que la sociedad se secularice, ellos saben que mantendrán su poder y su influencia mientras sostengan la fascinación de sus espectáculos, la llegada del místico blanco con su estola carmesí, el grueso anillo de oro.
Y uno tras otro,
uno tras otro,
periodistas (todos),
políticos (todos)
se palmean las espaldas, se felicitan de la inmensa suerte de haber sido tocados por la gracia del emisario.
No hay crítica, no hay contrarresto. Apenas alguna anécdota de la que nadie se habrá enterado.
Hoy estoy triste, furioso.
Ellos ganan, yo pierdo.
Todo les pertenece.
El mundo, quiero decir.
Sólo mi habitación, mi casa, los juguetes de mi pequeña y la ropa interior de mi mujer se salvan de la toxina.

5 comentarios:

Sonsoles dijo...

No sé porqué, me acuerdo de los 'Chinitos de la suerte'

NáN dijo...

Yo me fui a Aquinostán y allí no se hablaba de esas cosas.

Anónimo dijo...

tú ...sientes.
tú ...ganas¡¡¡¡

David Muñoz del Pino dijo...

Hacia tiempo que buscaba leer esto.
Valiente,gracias.

Anónimo dijo...

No has perdido. En Santiago se montó (y se gastó) la-de-dios para la visita y fueron cuatro gatos (entiéndase...). Donde yo lo vi había una hilera de 14 váteres portátiles, una furgoneta de la Cruz Roja y mucha, mucha policía. Era irrisorio porque estábamos los del barrio y unas chicas de Málaga y nadie necesitó mear. Montañas de bocatas sin vender, calles vacías salvo las de alrededor de la catedral... Decía yo a quien me comentaba "de todas las personas que conozco, la que menos me imaginaba que fuera a ver el paso del papa, eras tú": buena falta hizo que fuéramos los ateos porque con los creyentes aquello no lucía. Y ni así!