jueves, diciembre 14, 2006
cristales y mordidas
Las dunas, la luz de verano antiguo, el inacabable cristal... Los que acuden por otros motivos tal vez no lo entiendan. Los que de vez en cuando se acercan a tomarse una taza de té conmigo y hablar de insustancias, poliestileno expandido y marejadas, seguro.
Y a ésos no tendré que decirles cuánto, cuánto me muerde esta delicada geometría.
Fragmento de Endless summer (1966). El surfista es Michael Hynson, si no me equivoco. Bajen el audio, que el acentazo del narrador es espantoso.
Y otra nota: como ven, cambié el paraguas. El otro me dio problemas técnicos. Bienvenidos a Mundoazul, que creo que es adecuado, por otra parte.
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2 comentarios:
Siempre creo que se me van a hacer largos y luego se me hacen cortísimos.
Gracias por el regalo, las dunas tan tan limpias.
Poco he visto yo, ya sabes, de hombrecitos subidos en trozos de madera y fiuuuuuuu.
Y qué sorprendente aquí estos delgados, que mientras viajan se arreglan el pelo, doblan la pelvis con naturalidad, estiran los brazos o sencillamnete respiran cómodamente sobre sus mínimos medios de afilar olas. Parecía que pudieran liarse un cigarrillo, leerse una revista o masturbarse allá arriba, sin caerse, sin mojarse de más. Todo tan grácil.
Son arcangélicos, sì, y parece como si les diera cosa mojarse, caminando sobre sus tablas como dibujos animados. Lo dije por alguna parte: a su lado, nosotros, los que nos peleamos en la espuma, somos bebés que salen al recreo.
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