El 29 de diciembre una borrasca en el norte nos trajo esto.
Es el rompiente de Tres Piedras. Al fondo, sobre el arrecife, abre una ola profunda y desierta a la que llaman la U.
Cuando llegué, tan temprano, M ya estaba en el agua. Quise parar a hacerle fotos desde el Eduardo. Pero entonces vi esto, partiendo tan noble y firme que guardé la cámara y me lancé. Dos horas de frío y largas derechas para los dos. Los otros pájaros debían de estar aún en la cama, o ateridos en sus furgonetas, calentando café soluble en un infernillo y esperando al sol de invierno.Mala decisión, porque con la bajada de la marea la ola de Tres Piedras se hace baba y ya no hay modo de cabalgar.
No eran las diez cuando, al bajar del coche, vi esto. Dentro, claro, sonaba Pink Floyd.
Al día siguiente, sábado, le propuse a M que buscáramos otro pico más alejado, temiendo que llegaran ejércitos de surfistas de la capital, que después de lo del viernes ya estarían avisados.
No eran las diez cuando, al bajar del coche, vi esto. Dentro, claro, sonaba Pink Floyd.
Le dicen Calita. Antes de entrar. Es una ola a la que sólo acuden tabloneros porque los demás prefieren Tres Piedras, más vertical. Los fondos de Calita son un tanto irregulares y suele romper algo fofa, pero larga, abierta, ofreciendo siempre túnel y salida hasta la playa.
¿Ven? Pureza. Mr Inocent me perdonará la resolución. Ya sabe, si me lee, que le debo algo, que ya está entrando en el horno. Paciencia.
Desde aquí no se les ven las caras, pero les aseguro que todos están muertos de la risa.
Terminaba la sesión. El sol del mediodía las vestía de papel de plata, como los arroyitos de los belenes.
Es 31. Me marcho un par de días a otras playas. Les prometo fotos a la vuelta, si la marejada acompaña.
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