lunes, octubre 08, 2007
Últimamente no hay modo, es la peste. Salgo apurado del trabajo y espero encontrarme NADIE en el agua, pero ya me tomaron ventaja los de las furgonetas, malditos vividores, y pusieron sus quillas sobre el mejor pico, colonizándolo. Hay que sacar el codo y remar fuerte para hacerte con una esquinita que lleve a los grises caminos, ay, pero tampoco en esto te puedes permitir ser elitista, recuérdalo, el buen ciudadano debe compartir los públicos bienes, azules, verdes o grises. Incluso con los seminazis americanos de la base.
Nublado, hoy, buenas derechas. Los niños escuchan y cumplen con su parte, ella ha vuelto, la marejada continúa. Ah.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Así que los niños escuchan y cumplen con su parte. Quién lo diría, en estos tiempos. Igual lo del regreso de ella. Y encima marejada. No te podrás quejar, compañero, compartir el mar es un mal menor, aunque sea con los de la base (bueno, esto hay que pensárselo).
sus cabezas peladas, sus tablas flamantes sus en Irak puedo ganar veinte veces lo que gano aquí
y de vez en cuando, parece de mentira, despega un Hércules sobre las dunas de Punta Candor
A mí me sobrevuelan por casa, Pablo, así que sé de lo que me hablas. El Puerto es camino abierto para ellos. El mar... es sólo de quien lo siente suyo.
¿Te acuerdas de esa escena de esa peli en la que achicharran con napalm un bosque entero con todo lo que contenía para que un coronel vea cómo un soldado surfista peina las olas sin que les puedan disparar?
Olía ¡a victoria!
El surfista y el coronel se fueron. El elemento naranja debe quedar todavía. (Era una peli, lo sé. Ninguna coicidencia con la realidad... ¡pero no les cierres sus caminos! Por si acaso).
Y estos chavales eran tan parecidos a aquéllos que te habría parecido estar en medio de esa película. Pero las olas eran mejores.
Publicar un comentario