jueves, febrero 22, 2007


Al fondo, la Breña. Tabla de camuflaje, pulida como un espejo. A vista de pájaro debo de ser la sombra de un hueco. Otras veces también lo soy, y ya casi no finjo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo diría que, a vista de pájaro, la cola de la tabla se convierte en las alas que adornan tus tobillos.

Anónimo dijo...

De alas entiendo un rato y Una lo ve más de cerca y seguro que tiene razón.

Pero huecos y sombras es ya la maravilla. Una forma muy peculiar de existir. Es de lo que más impregna lo que toca.

Ur dijo...

Cerca, terriblemente cerca.