domingo, diciembre 10, 2006

bolonia ultrajada


Digo que es una farsa.
Que lo inventaron los directores-productores-decoradores
bajo el auspicio de los poetas a-tanto-el verso y de sus películas.
Digo que fueron bien diligentes en su oficio,
que biengastaron sus suelas deambulando sobre las moquetas de sus estudios
para concebir esa idea mágica que vendría a sajarnos la cáscara de los ojos,
igual que las esporas de las flores de espuma
que vuelan y vuelan y se clavan en tus brazos y parecen suaves
y no sabes que lanzan uñas urticantes contra ti.

Ahora la trama es tan parecida a la realidad
que no es otra cosa distinta.
Incluso los gruesos héroes se sintieron conmovidos.
Incluso nosotros, los hiperbóreos, nos dejamos convencer.
Y aunque estaba previsto
que ofreciéramos una débil resistencia,
ni siquiera lo hicimos,
así de bueyes nos convirtieron.

Qué buen ardite, el suyo.
Qué prodigiosa mentira.

Sólo queda esperar que tú entiendas como yo el engaño.
Y que le hagas entender a tu compañero el engaño.
Y que tu compañero lo entienda
y se lo haga entender a un amigo.
Pero ni siquiera.
Supongo que cada palabra que escribo
y tus dedos en los márgenes de esta página
aparecen de igual modo en sus sagaces cálculos.

2 comentarios:

Lara dijo...

Yo creo que más menos ya entendimos, y alguna que otra vez hicimos entender.

Pero no hay pulso que borre el verde horizontal de la foto, ese que se ve al fondo rajando el paraíso.

Pablo Gutiérrez dijo...

No lo hay. Sólo la dinamita.