jueves, diciembre 14, 2006

Los malditos


Tan a menudo se nos ofrece el dilema
que nos habituamos a su pastosa incertidumbre,
y, mansos como pájaros heridos,
nos sentamos en el lugar más cálido de la casa
para dejar que se deshagan sus partículas
como el pequeño panoramix
que a veces ponemos debajo
y a veces encima de la lengua.


Si además ocurre que llueve
y caen como plomo fundido
las gotas sobre un alero de uralita,
entonces, vaya,
entonces ya del todo renuncias,
entonces ya humillas la testuz,
ya entregas las llaves de la ciudadela que no defendiste,
ya abates el postigo del baluarte
donde tiembla lo que queda de tus guardianes flacos,
ya dejas que te coman crudo el hígado
quienes decidieron que en nada
se distinguen tus pensamientos
de los de nadie.
Y mejor extraviarlos, pues,
mejor sonreír con ingenuidad
y olvidar cualquier conjetura de grande tamaño
dedicándote a cosas ciertamente arduas
como, por ejemplo, poner cada camisa en una percha
y abrochar todos los botones.

Lo que duele, lo peor,
lo que sabes que no vas a soportar
es que, aunque tu decisión sea firme,
al darles la espalda te parece
que en las estanterías
La montaña mágica, sobre todo-
te escrutan, murmuran, hacen crujir sus hilos dorados
y se burlan de ti, los malditos.

3 comentarios:

NáN dijo...

¿Cómo quedará esto al lado de quien tan bien escribe inínglish?
Quizá no del todo mal, como quedan los malditos, porque no me burlo aunque des la espalda (me enseñas el sonido de las cosas del mar).

¡Queda muchísimo más guapo así, con esas letras blancas sobre el deep blue...! Pero ese mar de plata astronáutico es insuperable, con el fondo que sea.

Abrazo, Pablo

Lara dijo...

Me llevé susto cuando lo vi todo así, planchadito y azul oscuro.

Luego vi que no eran mis ojos embadurnados, que tú también eras consciente del cambio de paisaje.

A mí me gustaban tus recuadros anteriores. Me había hecho a ellos, pero como a tantas otras cosas, me desharé rápido.

Del poema no te digo nada ahora, que estoy de baja, resentida y tristona por mi cabeza borrosa.

Pablo Gutiérrez dijo...

¿Si el azul profundo es mar las letras son espuma? Buf, demasiado cursi-fácl-alberti. También a la baja, yo, parece.