martes, febrero 27, 2007

so long


Hace una semana que sopla del sur, cálido e invariable. Los árboles que veo detrás desde esta habitación crujen y tititan como bailarinas. Cada día, al salir del trabajo, conduzco hasta la playa, aparco en la vacía explanada y compruebo que esa masa azul e informe sigue muda, mala, sólida. La primavera acá dura cuatro meses y el mar se ablanda o se eriza hasta el otoño. No obstante, hay autopistas y mapas y lugares escondidos, nada importa. Y alguna mañana, incluso, tiralíneas que arrasan la orilla desde el fondo.


Amigos, llevo atrasando esto casi un mes. Probé algunos borradores pero me salieron un tanto suficientes. Ahora prescindo de abalorios y escribo rápido para cerrar este baratillo que tanto me entretuvo y que ya me sobra, ya no sirve.


Y por eso me despido y os saludo, os agradezco el par de ojos que en mí pusisteis y os prometo que os sigo (seguro) en vuestros arrecifes. De modo que escribid, por favor, alguna hermosura de cuando en cuando; o escribid desvergüenzas, mentiras, brumas. Pero seguid, que alienta.

Abrazos.

Pablo Gutiérrez

19 comentarios:

Lara dijo...

Qué calladitos nos hemos quedado todos.

Anónimo dijo...

domingo en el palmar made in punta, mucha espuma y barrote, me quede en la orilla sin cansarme y rapiñar pequeñas, por aprovechar algo. por la noche hizo efecto la salmonela de una toxina que llevaba el famoso ostion gaditanus (vómitos y diarréas etc...)
me tengo k desquitar de esta mala pasada.

Anónimo dijo...

Millones de besos. Sé que volveré a leerte, a escucharte, a sentirte cerca.

MMS

NáN dijo...

Debería haber un contrato en la vida: que lo que aparezca no desaparezca. Y sé que acabo de hacer la afirmación más antivida que puede hacerse.

En mi sitio, a la derecha, en la parte "el sitio de mi recreo", hay 12 vínculos puestos de uno en uno, con ilusión. Que recorría al menos 2 veces al día (y algunos inlcuso me llevan a otros; a Ur llegaba siempre, supersticiosamente, desde la voz de Pablo).

Acabo de decirlo, por azar, muy bien: somos voces (las voces de los amigos que uno ya no esperaba encontrar a estas alturas). En poco tiempo siguen las 12, pero solo hablan 10. Y no son solo esos 2 puntos de voz clausurados, que cierran el punto pero la voz sigue (estoy pensando en Winsta) con la misma fuerza y persistencia. Están las voces que sin haberse despedido casi no se oyen, o sin el casi: el sonido del bosque, que va perdiendo diversidad, calidez, placer. La conversación de amigos languidece. Yo echo de menos hasta el más ligero de los sonidos, de las historias.

A Pablo le debo muchas cosas. La principal, mi permanencia. Fue la voz humana, distendida y divertida que me cambió la perspectiva y me hizo quedarme. Después, y sobre todo, el sonido de su voz en este bosque. Aunque ese sonido fuera tomando tonos nihilistas. Menos mal que el Pablo corazón y divertido sigue en otros sitios.

Termino casi como tú, Pablo. Nos pides que sigamos, que alienta. Pero el aliento es un camino de dos direcciones: a nosotros nos faltará tu aliento.

Vete un rato si estás cansado.

Pero vuelve.

Pronto.

Ur dijo...

Cúmulus congestus...

westerlia dijo...

He entrado en tu página muchas veces, he mirado muchas veces ese mar,he releído, me gusta tu blog. Me gusta la vida que reflejas en él.

Yo no te digo adiós, surfero, porque aunque no haya entradas seguiré viniendo a releerte y a mirar esos azules increíbles con la secreta esperanza de encontrarte de nuevo.

¡Que encuentres la gran ola!

Anónimo dijo...

Gracias a todos, muchachos. Lagrimitas casi me salen.
¿Deberme, Nán? Nada. Abrazos, sólo.
Gracias, en serio. Y si no puede ser la gran ola, que sea mediana, al menos. Pero que no draguen mi playa, que lo mejor son las rocas.

Hasta pronto.

Reb dijo...

¿Cómo nos haces esto?
¿por qué cortas siempre tu cara?
¿por qué te vas?
¿es por esa uña rosa que encontraste en el arroz?
¿es por eso?
Si vienes, o vuelves, prometo hacerte un arroz de miles de uñas sucias. Las masticaremos sonriendo mientras miramos esas olas con filos blancos que parecen tirachinas que nos van a escupir una bola de algas en la cara.

Un beso muy grande, (con lengua, por supuesto)

Ur dijo...

UR Teatro representa ‘El chico de la última fila’
. . . . . . . . . . .
Sala Pereda. Palacio de Festivales.
Organiza: Palacio de Festivales
UR TEATRO: "El chico de la última fila" de JUAN MAYORGA.
Con Ramón Barea, Carlos Jiménez-Alfaro, Luisa Pazos, José Tomé, Ignacio Jiménez y Natalie Pinot
Helena Pimenta, dirección
Germán, un profesor de bachillerato de Lengua y Literatura, corrige las redacciones escritas por sus alumnos bajo el título “Mi pasado fin de semana”. Cada redacción le parece peor que la anterior. Hasta que llega a sus manos la firmada por Claudio, ese chico silencioso que se sienta en la última fila. Germán tendrá que leerla varias veces para convencerse de que sus ojos no le engañan. A partir de esa sorprendente redacción, entre el desencantado profesor y el extraño muchacho se establecerá un vínculo tan intenso como peligroso. Peligroso para ellos y para quienes les rodean.
He escrito una obra sobre maestros y discípulos; sobre padres e hijos; sobre personas que ya han visto demasiado y personas que están aprendiendo a mirar. Una obra sobre el placer de asomarse a las vidas ajenas y sobre los riesgos de confundir la vida con la literatura. Una obra sobre los que eligen la última fila: aquella desde la que se ve todas las demás.
La he escrito para UR. Para Helena Pimenta y José Tomé, y para la gente que hace teatro con ellos. Desde la admiración que siento hacia ellos; desde la amistad. Cada palabra de esta obra es para ellos.

http://www.santanderciudadviva.com/agenda/agenda2.asp?fecha=3/3/2007

Anónimo dijo...

no te puedes ir. miro dentro. porque me gusta buscar tus palabras algunos días, este lugar que no es lugar y porque también me paro cada día en una explanada, aunque desde aquí no se ve el mar. no sé quien eres, pero me gusta como escribes.

Anónimo dijo...

Jo, Rizosreb, casi me dan ganas de arrepentirme. Recibo el beso y recibo el convite (pero cambio uñas por langostinos). La ensalada la preparo yo. De algas, claro.
Y te visito en lo tuyo.

Anónimo dijo...

¡Ur! Feliz de verte por acá. Te dejé algunos comentarios hace poco. ¿Fuiste tú quien me citó esa obra de Mayorga en otra ocasión, muchas entradas más abajo? Tal vez no. La vi la noche de estreno en Bilbao, en el Arriaga.
Me confundes. Cuando escribes "la he escrito para UR", ¿habla UR, habla ur o habla Mayorga?

Reb dijo...

Pablo, esto es la invasión, las sombras internaúticas se cuelan, coletean como peces frios y gelatinosos hasta el final.

Quiero otro. Me ha sabido a poco.

Anónimo dijo...

Y al fondo La Breña... Me refiero a tu otra foto, ésa en la que aparece la playa de la que me he enamorado este verano, en la que, aún, no he podido hacer bodyboard, teniendo que conformarme con otras más calmas con la de La Cortadura.
Cómo entiendo tu melancolía de mar, cómo susurras cuentos llegados de otros continentes.

Anónimo dijo...

Una pena.

Anónimo dijo...

animo y nos queda muchos sitios que visitar,muchos que descubrir y muchos a los que volver!
MAo

Anónimo dijo...

magia lo que desprendes tus palabras, magico es también el mar....y magica la red que por casualidad me hizo llegar a este blog. Siempre he querido ir al norte, me llama mucho sus costas, ahora estoy mas segura que nunca de que tengo la obligacion de ir a visitarla. Saludos desde la hora menos...eso siempre dicen de mis islas......una hora menos en Canarias, jaja.

Lara dijo...

A veces entro aquí pensando: ¿se habrá arrepentido de semejante holocausto y habrá puesto en marcha de nuevo el mecanismo que me daba tantas alegrías? Pero no, se ve que no.

Anónimo dijo...

Estoy contigo, Lara. Yo también me asomo de vez en cuando...