martes, noviembre 07, 2006

va para una semana




En Cádiz, cuando silba tan fuerte como estos días, se atascan las urgencias en el hospital. Se acatarran las ancianitas. Crujen los huesos de los abuelos. Se les descompone la tripita a los niños. Los hombres llegan tarde a casa y beben demasiado. Las mujeres los miran diciendo para qué me casé contigo. Ellos dan asco, no se duchan, derraman el vaso de hoy en la misma camisa de ayer, se relamen viendo pasar a las jovencitas que vigilan los balcones no vaya a ser que se caiga una maceta. Ellas no se lavan la cabeza, esconden la ropa sucia, se olvidan de comprar el pan, se mueren de aburrimiento viendo series de dibujos animados, mandan mensajes de texto a una ruleta de contactos.

Cuando silba tan fuerte en Cádiz y la lluvia traza diagonales contra la ventana del tren, me fabrico un exilio. Y recuerdo, por ejemplo, aquella mañana de septiembre en Portugal. El mar rompía limpio como un abanico. En una bolsa de plástico, un par de bocadillos. Da igual que suba la marea y los escollos cierren la playa durante horas. Almorzaremos aquí. Dormiremos la siesta sobre la arena caliente. Esperaremos a la bajamar. Tendremos la playa para nosotros solos. Es tan simple.
Sigue soplando. Va para una semana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mao: "Ningun viento es favorable para el que no sabe donde va" (los anteriores tb son mios, creo que he sido el primero?)